Cuando un adolescente se ve involucrado en un problema legal, el tiempo corre de manera diferente. La prescripción de delitos cometidos por menores tiene plazos más cortos que en adultos, una realidad que he visto transformar la vida de muchas familias en mi trayectoria como abogado especializado en derecho penal juvenil. Como padre o como menor implicado, probablemente te sientas abrumado ante un sistema que parece diseñado para confundir. Te entiendo. En estos años defendiendo a jóvenes, he aprendido que la información clara es el primer paso para proteger sus derechos. Hoy te explicaré todo sobre estos plazos especiales y cómo pueden marcar la diferencia en el futuro de un menor.
¿Por qué los plazos de prescripción son más breves para menores infractores?
El sistema de justicia juvenil español tiene un enfoque fundamentalmente educativo y resocializador, no punitivo. La brevedad en los plazos de prescripción para delitos cometidos por menores responde a esta filosofía. Como abogado que ha acompañado a cientos de familias en estos procesos, puedo asegurarte que esta diferencia no es casual.
La Ley Orgánica 5/2000 de Responsabilidad Penal del Menor (LORPM) establece plazos significativamente más cortos que los contemplados en el Código Penal para adultos. Esta diferencia refleja la creencia de que los adolescentes están en pleno desarrollo y que las intervenciones deben ser oportunas para ser efectivas.
Recuerdo el caso de Miguel, un chico de 16 años acusado de daños en mobiliario urbano. Cuando sus padres llegaron a mi despacho, desconocían que el tiempo jugaba a su favor. El expediente había permanecido inactivo durante más de un año, lo que significaba que el delito había prescrito. A veces, el conocimiento de estos plazos puede ser la diferencia entre un futuro con o sin antecedentes.
Plazos específicos de prescripción en la justicia juvenil
La prescripción en delitos de menores sigue un esquema propio que es fundamental conocer. El art. 15 LORPM establece los siguientes periodos:
- 5 años: Para delitos graves con pena superior a 10 años
- 3 años: Para los demás delitos graves
- 1 año: Para delitos menos graves
- 3 meses: Para faltas (ahora delitos leves)
En comparación, para los adultos estos plazos pueden extenderse hasta 20 años en los delitos más graves. Esta diferencia sustancial refleja la apuesta del legislador por la intervención temprana y la no estigmatización del menor.
Cómputo de los plazos: ¿cuándo empieza a contar el tiempo?
Un aspecto que genera muchas dudas es determinar desde qué momento comienza a correr el plazo de prescripción. Según el art. 15.2 LORPM, los plazos se contarán:
- Desde el día en que se cometió la infracción
- En caso de delito continuado, desde el día que se realizó la última infracción
- En delitos permanentes, desde que se eliminó la situación ilícita
En mi experiencia defendiendo a menores, he visto cómo la correcta interpretación de estos momentos iniciales puede ser decisiva. Como ocurrió con Sara, una adolescente acusada de acoso escolar continuado, donde pudimos demostrar que el último acto se había producido hacía más de un año, logrando así que se declarara la prescripción.
Interrupción de la prescripción en el sistema de justicia juvenil
Los plazos de prescripción en menores infractores pueden interrumpirse, algo que muchas familias desconocen. El art. 15.3 LORPM establece que la prescripción se interrumpe cuando el Ministerio Fiscal inicia el procedimiento, cuando se presenta denuncia o querella, o cuando se dicta resolución judicial contra el menor.
Sin embargo, hay una particularidad importante: si el expediente permanece paralizado durante los plazos mencionados, la infracción prescribirá. Esto difiere del régimen de adultos, donde las interrupciones pueden encadenarse indefinidamente.
La Audiencia Provincial de Madrid, en su sentencia 55/2019 de 12 de febrero, estableció que «la paralización del expediente de reforma por causas no imputables al menor conlleva la prescripción de la infracción si transcurre el plazo legalmente establecido». Este criterio ha sido fundamental en varios casos que he defendido.
El efecto de las medidas cautelares sobre la prescripción
Un aspecto poco conocido es que la adopción de medidas cautelares, como la libertad vigilada o el internamiento provisional, no interrumpe la prescripción. Así lo ha confirmado el Tribunal Supremo en diversas resoluciones, como la STS 699/2018 de 21 de diciembre.
Esta interpretación favorable al menor ha permitido, en algunos casos que he defendido, argumentar la prescripción incluso cuando se habían adoptado medidas provisionales pero el procedimiento había quedado paralizado posteriormente.
Diferencias prácticas entre la prescripción de adultos y menores
La prescripción más breve en delitos juveniles tiene importantes consecuencias prácticas:
- Mayor agilidad procesal en los juzgados de menores
- Menor estigmatización del adolescente
- Posibilidad de reinserción más temprana
- Menor impacto en el proyecto vital del joven
Como abogado defensor, he visto cómo estas diferencias pueden cambiar radicalmente el futuro de un menor. Recuerdo el caso de Javier, acusado de un delito de lesiones leves a los 15 años. Cuando el caso llegó a juicio, habían pasado 14 meses sin actividad procesal. Alegamos la prescripción y fue estimada, permitiéndole continuar sus estudios sin el estigma de una medida judicial.
¿Qué hacer si tu hijo está implicado en un procedimiento penal?
Si tu hijo adolescente se enfrenta a un procedimiento penal, el conocimiento de los plazos de prescripción especiales para menores puede ser crucial. Te recomiendo:
- Consultar con un abogado especializado en derecho penal juvenil lo antes posible
- Documentar todas las fechas relevantes del caso
- Verificar si ha habido periodos de inactividad procesal
- No desatender las citaciones judiciales, pese a la posible prescripción
En mis años de práctica, he comprobado que muchas familias desconocen estos derechos. A veces, el simple transcurso del tiempo puede ser la mejor defensa para un menor, pero es necesario saber identificarlo y alegarlo adecuadamente.
Preguntas frecuentes sobre la prescripción en menores
¿Qué ocurre si un delito se comete siendo menor pero se descubre siendo ya adulto?
Se aplican los plazos de prescripción de la LORPM, no los de adultos. Lo determinante es la edad en el momento de cometer el hecho, no cuando se descubre. He defendido casos donde la Fiscalía pretendía aplicar el régimen de adultos por haber alcanzado la mayoría de edad, pero la jurisprudencia es clara: se aplican los plazos más breves de la justicia juvenil.
¿La prescripción elimina los antecedentes del menor?
Sí. Si se declara la prescripción, es como si el delito nunca hubiera existido a efectos legales. El menor no tendrá antecedentes por esa causa. Esto es especialmente relevante para su futuro laboral y personal, ya que no quedará registro en el Registro de Sentencias sobre Responsabilidad Penal de los Menores.
¿Puede el juez rechazar la prescripción si el delito es muy grave?
No. La prescripción es una institución de orden público que opera automáticamente una vez transcurridos los plazos, independientemente de la gravedad del delito. Los jueces están obligados a declararla incluso de oficio si advierten que se han cumplido los plazos establecidos en la ley.
Si tu hijo se enfrenta a un procedimiento penal o has sido citado como menor ante la Fiscalía, no subestimes el factor tiempo. Los plazos reducidos de prescripción en la justicia juvenil pueden ser tu mejor aliado. En mi experiencia, muchas familias llegan tarde a conocer estos derechos. No esperes. Un asesoramiento temprano puede marcar la diferencia entre un expediente que condicione el futuro de un joven y la oportunidad de comenzar de nuevo sin cargas legales. Estamos aquí para proteger los derechos de tu hijo y encontrar la mejor solución para su caso.


